Alcubierre Panzano, Miguel

BIOGRAFÍA

La familia Alcubierre había emigrado a Barcelona desde Tardienta (Huesca), residiendo en el popular barrio de Sants. Miguel, el padre, trabajaba por su cuenta en el ramo de la metalurgia. Los hijos mayores participaron políticamente en el duro momento que les tocó vivir: un hijo murió en el frente y otro, Miguel, militante de la UGT y del PSUC, había desempeñado la secretaría general de Federación del Metal de la UGT en 1938 y ejercido el cargo de Director General de Transportes del gobierno de la Generalitat. Los hijos mayores participaron políticamente en organizaciones populares de la Barcelona republicana y José, era un niño de 10 años cuando estalló la Guerra Civil. Posteriormente recordaba aquel domingo 19 de julio por haberse suspendido las colonias a las que tenía previsto asistir junto a sus compañeros de colegio y por haberse dado cuenta de que algo grave estaba ocurriendo cuando vio a sus dos hermanos mayores armados con sendos fusiles. El inicio de la guerra supuso la muerte de Mariano mientras inspeccionaba diferentes posiciones republicanas en el frente de Aragón. El hijo mayor, Miguel, era militante de la UGT y del PSUC y desempeñó la secretaría general de la Federación del Metal de la UGT en 1938 y fue nombrado Director General de Transportes del gobierno de la Generalitat.

Abandonaron Barcelona por el miedo que tenía el hijo mayor, Miguel, a que su familia sufriera represalias por ser una persona destacada dentro del gobierno de la Generalitat de Cataluña. Gracias al cargo que ocupaba, pudo conseguir un taxi para su familia con el que llegaron hasta la frontera con Francia. José, sus padres, su hermano, unos sobrinos y una cuñada  pasaron por La Junquera-Le Pertús a principios de febrero de 1939, y de allí fueron a Le Bolou desde donde fueron transportados a la ciudad de Angulema. Miguel Alcubierre (hijo), junto con otros exiliados de relevancia política, consiguió partir hacia México, donde se afincó y viven actualmente sus descendientes.

Los Alcubierre permanecieron en Angulema, donde el padre pudo realizar diferentes trabajos en talleres y granjas de la zona hasta la llegada de los alemanes en el verano de 1940, siendo deportados el 24 de agosto a Mauthausen, donde llegaron al amanecer. Permanecieron más de cinco horas sin moverse hasta que aparecieron los SS y varios prisioneros les dirigían breves mensajes de prudencia en español. Tras un corto tiempo de espera, se vivió uno de los momentos más dramáticos en la historia de la deportación republicana. Unos despiadados SS abrieron las puertas de los vagones y obligaron a descender del tren, con gritos y golpes, a los hombres y muchachos mayores de trece años. En aquella hora de sofoco y calor, es difícil imaginarse las escenas de dolor que se produjeron ante la separación forzosa de quienes se habían mantenido juntos, a pesar de todas las dificultades. El llanto y los gritos desgarradores se unían a los gritos e insultos de los SS que hacían formar a la fuerza a los recién llegados. José Alcubierre explicaba que “con las manos indicaba al SS que estaba delante de la puerta que tenía quince años, yo estaba muy pegado a mi madre, no me quería separar de ella,... hasta que me dijeron que bajase y me tiré del tren. Allí quedó mi madre llorando, yo seguí a mi padre…fue horroroso”.

A Miguel, le adjudicaron la matrícula 4218 y a José la 4100. José, con 15 años asistió al deterioro físico de su padre quien fue asesinado el 23 de marzo de 1941 en el campo de Güsen, tras ocho meses de internamiento. En el campo central, José, estuvo destinado a limpiar las calderas de la cocina, un trabajo privilegiado, pues les permitía complementar su alimentación con los restos que quedan en las enormes calderas donde se preparaba la comida de los prisioneros y de los SS. Posteriormente, fue destinado a la cocina del kommando César (Voecklabruck) y cada día salía escoltado del campo arrastrando un carro hacia el pueblo para buscar hielo, teniendo que soportar las burlas de los niños con los que se cruzaba. En (1944), posteriormente fue encuadrado en el kommando Porschacher, compuesto por una treintena de jóvenes republicanos destinados a trabajar en una cantera privada ubicada en el pueblo de Mauthausen. José, que había militado en las Juventudes Socialistas Unificadas, formó parte activa de la organización clandestina en el campo y jugó un papel destacado en el camuflaje de las fotografías robadas del laboratorio fotográfico por los republicanos que trabajaban allí.

Tras la liberación, José, siguió en el exilio francés y acabó estableciéndose definitivamente con su familia en la ciudad de Angulema. Fue uno de los deportados españoles que asistió a los actos de homenaje del 60 aniversario celebrados los días 7 y 8 de mayo de 2005 en Güsen y Mauthausen, participando posteriormente en  varios de los viajes de homenaje organizados por la Amical de Mauthausen, visitando el campo con grupos de estudiantes que escuchaban emocionados sus explicaciones.  Durante los últimos años, su labor divulgativa adquirió más notoriedad aportando su testimonio en diferentes documentales y libros que han narrado la experiencia de la deportación republicana a los campos nazis.El gobierno francés le condecoró con la Legión de Honor unos meses antes de su fallecimiento, en Angulema, el 5 de enero de 2017.

Texto: Juan M. Calvo Gascón