Mur Escanilla, Martín

BIOGRAFÍA

 

Ejercía su oficio de carpintero en la ciudad de Terrassa (Barcelona), aunque era originario de la localidad de Albalate de Cinca donde había nacido el 25 de septiembre de 1908. Sindicalista activo en el seno de la CNT, tuvo más de un problema con la justicia, como sospechoso de haber participado en alguno de los hechos protagonizados por los anarquistas de Terrassa durante la República.

La noche del domingo 8 de enero de 1933 un grupo de hombres armados tiroteó a un guardia civil, que se defendió con su arma ocasionando la muerte a uno de sus atacantes, hubo tiroteos en diferentes lugares y también se asaltó el acuartelamiento de las tropas destinadas en la ciudad. La prensa se hizo eco de los sucesos e informaba del hallazgo de varias armas y explosivos en la sede del sindicato cenetista. El día 11 se dispuso la clausura de la Federación Local de los Sindicatos Únicos de la CNT y se anunciaba que “como presuntos implicados en los últimos sucesos, hoy han sido detenidos, por la guardia civil, en nuestra ciudad, los siguientes individuos: Sebastià Badia i Ontiñana, Francesc Planas i Arbonés, Martí Mur Escanilla” .Hasta un total de veinticinco anarquistas fueron detenidos y el día 13 se dispuso su traslado a Barcelona “convenientemente custodiados (...) para ser puestos a disposición del gobernador civil” (El Día. Diari de Terrassa, 11 y 14/1/1933).

Se había previsto la celebración del juicio ,en la Audiencia Provincial, el 16 de febrero de 1944, pero por acuerdo de la Sala de Gobierno quedó pospuesto hasta el 31 de marzo. Unas semanas más tarde, el 18 de abril se declaraba acabado el sumario y “por los sucesos ocurridos en la noche del 8 de enero de 1933. Hay cuarenta y dos procesados, y dos de ellos en rebeldía. Catorce están presos y los demás, en libertad provisional”. (La Vanguardia, 18/04/1934). Desconocemos en cuál de estas situaciones se hallaba Martín y si el juicio llegó a celebrarse pero los encausados por los acontecimientos de Terrassa se vieron beneficiados por la aplicación del la Amnistía aprobada por las Cortes el 20 de abril.

Un año después de los hechos que hemos descrito, encontraremos de nuevo a Martín envuelto en otro conflicto con la justicia como sospechoso de haber colaborado en un atraco a mano armada, el 19 de abril de 1935, en Terrassa, cuando tres individuos, pistola en mano, asaltaron el coche de la empresa “Peinajes e Hilaturas”, con las 42000 pesetas que habían extraído del banco para pagar las mensualidades de los empleados, obligando a los dos empleados de la empresa, el conductor y acompañante a dirigirse hacia Barcelona, en una de cuyas barriadas abandonaron el vehículo y sus ocupantes (L'Acció. Terrassa, 17/07/1935). Las pesquisas policíacas produjeron la detención de varias personas en Barcelona y en Terrassa entre las que se encontraba nuestro hombre. Martín junto a sus convecinos, Manuel Rico García y José Puig, fueron trasladados a la cárcel Modelo de Barcelona el 30 de mayo para tomarles declaración siendo retornados, de nuevo, a la cárcel de Terrassa.

El 13 de julio se celebró el juicio ante el Tribunal de Urgencia de la Audiencia de Barcelona, donde los imputados, según la prensa que se hizo eco de la noticia, cambiaron el sentido de su primera declaración:“Descubierto el hecho, ante la policía los detenidos se confesaron autores, y en el acto del juicio negaron su participación diciendo que los malos tratos recibidos fueron la causa de que se confesasen autores. Las pruebas fueron favorables para los procesados, que no fueron reconocidos por los perjudicados, incluso por el chófer, que no reconoció al que le quitó el volante.El fiscal después de las pruebas, modificó las conclusiones considerando sólo autor al Magriñá, y encubridores a los demás. El tribunal deliberó, dictando sentencia absolutoria a favor de todos ellos, por considerar que no había pruebas acusadoras” (La Vanguardia, 14/07/1935 y L’Acció, 15/07/1935).

Desconocemos si esta sentencia significó la puesta en libertad de los encausados, puesto que en noviembre de 1936, el propio Martín escribía en las páginas del rotativo de la Federación Local de Sindicatos Únicos de Terrassa que en agosto de de 1935 se encontraba “detenido gubernativamente junto con 180 más en la Cárcel celular de Valencia, deportados de la Modelo de Barcelona”(Vida Nueva, 28/11/1936).

Durante la guerra civil, las implicaciones políticas de Martín, en el seno de la CNT de Terrassa, le llevaron a asumir responsabilidades en el Consejo Local, creado en octubre de 1936, donde entró a formar parte como uno de los nueve consejeros de la CNT en la comisión de Obras y Servicios Públicos. Fueron meses de “reorganización” de la vida política, económica, social y cultural de la ciudad, donde no faltó una brutal represión contra los ciudadanos conservadores de la ciudad.

Martín colaboró activamente en la puesta en marcha del órgano de difusión de la CNT, Vida Nueva, en el que llegó a publicar alguna colaboración. En la primera, fechada en 10 de noviembre de 1936, Martín respondía a las críticas vertidas por el rotativo L’Acció contra la colectivización de la Industria del Ramo de la Construcción de la CNT-UGT, a la que pertenecía, rechazando la acusación de haber fracasado tras las primeras semanas de su puesta en funcionamiento, defendiendo con énfasis la nueva situación laboral y social que se había creado con la colectivización: “...en esta industria existían 400 obreros en paro forzoso desde tiempo inmemorial; 400 obreros que tienen el perfecto derecho a vivir tan holgadamente como estos que se entretienen a criticar su obra, pero que no han aportado todavía ninguna solución a este pavoroso y antiguo problema. 400 familias que estaban condenadas a la miseria más espantosa por obra y gracia de la incapacidad de esta burguesía que tanto defiende “L’Acció” (…) 400 obreros en fin, que desde la semana que empezó la colectivización (…) perciben la semanada igual que la de sus compañeros que han tenido y tienen la gran suerte de trabajar, destruyendo de esta forma aquella desigualdad económica entre los obreros de una misma Industria, y que tantos beneficios aportaba a la burguesía, porque ayudaba de esta forma a sembrar el odio y la desconfianza entre ellos mismos”.

Martín en la respuesta al rotativo, portavoz de la pequeña burguesía local que de forma continuada manifestaba una posición crítica con los acontecimientos y el giro revolucionarios de la vida local, aprovechaba para clarificar que corrían nuevos tiempos y ya no valían las fórmulas sociales de antaño: “Francamente; si las cosas habían de quedar tal como estaban anteriormente al movimiento revolucionario, a pesar de reconocer los buenos servicios que a la revolución puede prestar esta pequeña burguesía, cabría pensar si valía la pena de derramar tanta sangre generosa del pueblo en defensa de estas libertades y de esta transformación que se está operando y que debe de operarse en el sistema social-económico” (Vida Nueva, 10/11/1936).

Las fuentes consultadas hasta el momento -básicamente la prensa local de Terrassa- no nos permiten datar con exactitud el periodo de tiempo que Martín formó parte del Consejo, aunque nos consta que continuó como representante cenetista hasta la primavera de 1938 y que durante varias semanas, estuvo fuera del organismo municipal, para ser nombrado de nuevo, en el pleno celebrado el 9 de julio de 1937, como consejero adscrito a la Comisión de Vivienda donde debió permanecer hasta las primeras semanas del verano de 1938.

Los acontecimientos bélicos de aquellos meses obligaron al Gobierno de la República a la movilización sucesiva de las quintas que se hallaban en estado de reserva, la quinta de 1929, a la que pertenecía Martín, fue llamada a filas a finales de febrero de 1938 y creemos que fue el momento de su incorporación al ejército de la República, sin que conozcamos su destino.

Los años de anhelo y esperanza revolucionaria acababan con la derrota y el exilio, común a tantos compañeros de lucha. Un exilio al que también se vieron abocadas su esposa Leocadia y su hija, las cuales residían, según los datos aportados por el propio Martín tras su detención, en la localidad de Carpentras, situada a unos veinticinco kilómetros al noroeste de la ciudad de Aviñón.

A partir de su salida a Francia la historia de Martín se desdibuja en el tiempo. Conocemos alguno de los datos de su itinerario posterior, gracias a las listas elaboradas por un grupo de deportados supervivientes de Mauthausen, puesto que su nombre no aparece en los otros listados conocidos como el ya citado de la FMD. Y es que la llegada de Martín a Mauthausen se hizo en una época tardía si lo comparamos con la de la mayoría de los republicanos españoles deportados, conocidos como los “triángulos azules”. Internado, tras su detención por los alemanes, en el frontstalag 172 situado en la ciudad de Amiens (Francia), ingresó en Mauthausen 1 de agosto de 1942 con la matrícula 11960. Permaneció tan sólo una semana en el campo central puesto que el día 8 fue transferido a Gusen donde le adjudicaron el número 2348, lugar donde halló la muerte justo medio año más tarde, el 8 de febrero de 1943.