Lanuza López, Alberto

BIOGRAFÍA

Este altoaragonés nació en Yésero el 21 de noviembre de 1914 en el seno de una familia de labradores, siendo el penúltimo de los cinco hijos del matrimonio formado por Ángel Lanuza e Inocencia López. Su juventud transcurrió en Yésero ayudando en los trabajos agrícolas tradicionales y, durante los años republicanos, su ideología fue conformándose tomando posiciones próximas a los ideales de progreso y justicia social.

Al estallar la guerra Alberto contaba 20 años de edad y, en agosto de 1936, se alistó en alguna de las unidades militares que se formaron en la zona, quizás coincidiendo con el momento en que los republicanos se hicieron con el control de Yésero, donde establecieron “una de sus principales bases de operaciones” y –según el testimonio de su sobrino Tomás López Lanuza- su alistamiento se produjo durante las primeras escaramuzas en el Puerto de Cotefablo, pasando posteriormente al frente de Huesca, donde se le concedió un permiso especial a finales de noviembre. Alberto, tras aquel permiso que le había permitido regresar unos días con la familia, fue destinado hacia la zona de los Pirineos.

Cuando se decretó la militarización para crear el Ejército Popular de la República, en abril de 1937 pasó a 139 Brigada Mixta, una unidad que quedaría encuadrada en la 43 División. La 130 Brigada Mixta combatió en las principales batallas que tuvieron el frente aragonés como escenario: Zaragoza, Belchite, Teruel,... Tras la ruptura del frente de Aragón, en marzo de 1938, la 43 División fue arrinconada en el Pirineo en la que ha pasado a conocerse como “La Bolsa de Bielsa”, un episodio de la Guerra de España cargado de connotaciones heroicas donde la convicción de unos pocos puso en cuestión, durante varias semanas, la superioridad del ejército sublevado. Los republicanos resistieron hasta mitad de junio, momento en que, superados definitivamente por el enemigo, emprendieron de forma organizada su retirada hacia territorio francés.

Alberto fue ascendido a sargento de infantería de la 130 Brigada en mayo de 1938, mientras se hallaban combatiendo el “La Bolsa” y fue en aquellas semanas cuando, según nos contaba su sobrino Tomás, en la localidad de Fanlo, en las estribaciones del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el 4 de abril de 1938 se despidió para siempre de su madre y sus dos hermanas cuando éstas se trasladaban caminando hacia Francia, durante la evacuación civil… Como el resto de los combatientes de la 43 División, Alberto atravesó la frontera francesa el 16 de junio de 1938 y, posteriormente, la mayor parte de sus componentes regresaron a España por Cataluña, para seguir combatiendo por la República.

Alberto Lanuza mantuvo una relación muy estrecha con el comisario de la Brigada, el maestro Lorenzo Berdala Pardo y, por otra parte, parece ser que –según Tomás López- fue ascendido de graduación: se supo, por algunos de sus superiores, que había ascendido a teniente, con cuya graduación formó parte de la Bolsa de Bielsa desde sus inicios, ascendiendo mas tarde a capitán en esta tristemente famosa defensa del último bastión republicano en el Pirineo Aragonés. Algún familiar en la retirada a Francia tuvo oportunidad de visitarlo y pudo comprobar que, efectivamente, lucía esa graduación. La 130 Brigada se recompuso de nuevo en Cataluña y estuvo luchando en la batalla del Ebro Retirándose paulatinamente hacia Reus, Tarragona, el Llobregat, Girona, …. Hasta que, prácticamente desmembrada, sus componentes cruzaron la frontera francesa por el puesto de Port-Bou el 9 de febrero de 1939.

Así se iniciaba el exilio de Alberto, de cuya trayectoria, durante esta etapa de su exilio francés, lo desconocemos todo. Debemos suponerlo interno, junto a sus compañeros republicanos, en diferentes campos de refugiados del sur de Francia y alistado en una de las Compañías de Trabajadores Extranjeros que se formaron a partir del mes de abril de 1939. La familia de Alberto no conserva la correspondencia enviada a su madre Inocencia desde estos campos, aunque nos consta que sí la hubo y muy posiblemente sean de esa época las tres fotografías que envió a la familia, siendo una de ellas la que ilustra estas líneas.

La Compañía de Alberto fue trasladada hacia los departamentos del norte de Francia y fue una de las que confluyeron, tras la invasión alemana del territorio francés, hacia la zona de Dunkerque donde esperaban ser evacuados por la flota británica junto a los combatientes franceses. Ya es sabido que eso no fue así y miles de republicanos quedaron a merced de los alemanes que avanzaban sin oposición por el territorio galo. Alberto, junto a sus compañeros de infortunio, fue detenido por las tropas alemanas el 4 o el 6 de junio de 1940. Tras ser transferido al frontstalag 122 en Chamount, itineró por diferentes campos de prisioneros de guerra (stalags) hasta el XII-D, ubicado en las cercanías de la población de Trier. Desde aquí fue deportado a Mauthausen en un transporte formado por 775 hombres. Este grupo de republicanos entró en el campo austriaco el 25 de enero de 1941 y a Alberto se le adjudicó la matrícula 3350. Permaneció en el campo central poco más de cinco meses hasta que, a finales de junio, fue trasladado a Gusen.

En este nuevo destino a Alberto se le asignó una nueva matrícula, la 13248, y soportó las extremas condiciones de  terror, humillación y trabajo esclavo, hasta que halló la muerte en una fecha que difiere según las fuentes consultadas. En el Journal Officiel de la République Française, de 24 de julio de 1992, se le da como fallecido el 6 de noviembre de 1941 y así consta también en el listado elaborado por los republicanos supervivientes tras la liberación del campo en 1945. En los listados elaborados por La Fondation pour la Memoire de la Deportation, por el contrario, se data su muere el 24 de febrero de 1943. Nos inclinamos a considerar como fecha más probable la de noviembre de 1941, puesto que los datos del propio campo así parece confirmarlo.

La familia de Alberto supo muy poco de la suerte que había corrido tras su detención por los alemanes. Según su sobrino, desde Mauthausen envió en una oportunidad una única referencia, para la familia, de su internamiento, se trataba de un pequeño escrito, de los permitidos, tipo tarjeta postal con un máximo de 25 palabras. Tras permanecer varios años sin noticias, pudieron conocer algo sobre la trayectoria final de la vida de Alberto, por medio de su gran amigo y compañero durante toda la guerra, Julián Laviña (Riglos, 1911) como superviviente del nazismo, la familia supo que había muerto en Gusen, aunque, a diferencia de otros casos, nunca las autoridades alemanas comunicaran oficialmente este hecho, a pesar de haber recibido la madre una indemnización.

El recuerdo de Alberto Lanuza López ha permanecido permanentemente entre los suyos. Tomás, su sobrino, es un ejemplo de cómo la siguiente generación lucha por mantener la memoria de las víctimas. Su testimonio, su participación en alguno de los viajes de homenaje organizados por la Amical de Mauthausen al campo y la colocación de una placa en el crematorio de Gusen son signos bien elocuentes de la huella de Alberto en su entorno familiar y de la perdurabilidad, entre los suyos, del significado profundo de su sacrificio

Fuente:

Tomás López Lanuza