Casorrán Clavería, Fermín (Apañé)

BIOGRAFÍA

Al finalizar la Guerra de España, Fermín se encontraba prisionero en el campo de “El Toro”, en la provincia de Castellón. Hacinados, miles de republicanos esperaban temerosos las decisiones de las autoridades militares franquistas que les habían derrotado en el campo de batalla. Fermín Casorrán consiguió un salvoconducto para regresar a Albalate del Arzobispo (Teruel), localidad donde había nacido en octubre de 1910 y lugar de residencia familiar. Junto a tres compañeros, cogió un tren de carga y - conociendo la represión de los fascistas sobre quienes habían luchado contra Franco o habían mostrado su simpatía por la República y el frente Popular- en Zaragoza cambió de idea y tomó la determinación de dirigirse hacia Francia en busca de una seguridad que no tenía asegurada si decidía regresar a Albalate.

Viajó clandestinamente en tren hasta Barcelona y Gerona. Siguió hacia la frontera temiendo ser descubierto por la Guardia Civil o por alguna de las unidades militares que patrullaban la zona. Afortunadamente encontró varias personas que, asumiendo grandes riesgos, le ayudaron con comida o indicándole los caminos más seguros. Éste el relato del camino recorrido por Fermín, durante las últimas jornadas, hacia las anheladas tierras de la Francia republicana:

Me marché al centro de Gerona y a una mujer le pregunté: “¿dónde salen los autobuses para Olot?”, a lo que me respondió: “continúe esta calle y en la plaza están los autobuses para todas las direcciones”....un empleado me dijo: “¡monte aquí, militar!”, yo quise pagar, pues tenía 8 pesetas que me dio mi tío en Zaragoza y me respondió: “¡Gracias! Los militares no pagan nada”. Montamos tres jóvenes y una muchacha y nos cubrimos con el toldo que protegía las maletas ¡Toda la mañana estuvo lloviendo!. 

Llegamos a Olot, en el garaje había un hombre con una gorra  y yo, creyendo que era un alguacil, salí del garaje lloviendo y cogí la carretera en dirección de Bac. Vi una casa pequeña de campo y me dirigí hacia ella. El hombre que vivía con su mujer vino hacia mí y me dijo que ya me había visto antes de llegar: “Aquí puedes estar tranquilo, a mi hermano los fascistas lo tienen en la cárcel de Gerona”. Yo le dije  que estaba con permiso y que tenía que ir a Camprodón y me contestó: “¡di lo que quieras!, mañana por la mañana te indicaré el camino”. Al día siguiente me señaló una montaña y me dijo: “después de bajarla, al otro lado de la carretera, hay una casa donde puedes ir con confianza, que te acogerá y te dirá el camino a seguir”.

Llegué cerca de Camprodón, seguí por un valle y encontré varias armas rotas del ejército republicano. Más adelante me crucé en el camino con una joven que había visto en una casa donde había descansado por la noche y que venía de hacer contrabando, seguramente, del primer pueblo francés a donde fui a parar. Me saludó y me dio media pastilla de chocolate. Tengo que decir que las personas que viven en estas casas del Pirineo están acostumbradas a los que se marchan de España y a los que abandonan Francia para entrar en España.


El primer pueblo francés que entré se llamaba Lamanere; cené en una casa que hacía de tienda y comidas; allí cené al lado de un Gendarme que estaba en pensión y entre el catalán, francés y español le hice comprender que me marchaba de España por ser republicano. Me dijo que me presentara en la Gendarmería y me darían un Laisse-passer (salvoconducto) para ir donde había miles de españoles. La cena me la pagó una mujer que también venía a Francia y que tenía una hija enferma en un barco a Marsella donde había varios heridos españoles. Con este papel de Laisser-passer, me dejaron libre. La primera noche después de cenar me llevaron a un hangar lleno de hierba seca con otro español que hacía de guía y llevó a este pueblo a la mujer que me pagó la cena. Andando por la carretera llegué a un pueblo grande, fui a la gendarmería y un gendarme con un gran bigote, puso el cuño de la gendarmería de éste pueblo y me dejó libre para ir a donde estaban varios españoles.

Aunque en su testimonio no señala las fechas, debió cruzar la frontera durante los primeros días del mes de mayo. Y tras ser atendido por la gendarmería fue conducido, en primer lugar, al campo de Argelés-sur-Mer e inmediatamente al de Sant Cyprien. Cuatro meses después lo trasladaron al campo de Barcarés y el 23 de septiembre salió alistado en la 43ª Compañía de  Trabajadores Extranjeros.

Fermín Casorrán fue detenido por los alemanes durante los primeros días de julio de 1940, internado en un campo de prisioneros de guerra (stalag IX B) y deportado a Mauthausen en enero de 1942, posteriormente fue trasladado a Dachau y Buchenwald de donde fue liberado en abril de 1945. Tras la liberación se estableció definitivamente en Francia en un largo exilio que duró hasta su fallecimiento, ocurrido en marzo de 2009.

Texto: Juan M. Calvo Gascón