Puy Lisa, José

BIOGRAFÍA

La tenacidad y tozudez de Juan Magallón por encontrar las razones por las cuales su abuelo José Puy Lisa no regresó a España, ni se puso en contacto con la familia en los largos años de exilio le ha llevado por caminos que quizá nunca se imaginó. Preguntas sin respuesta durante su adolescencia y silencios incómodos en el seno de su familia, le empujaron a investigar, a indagar qué había sido de su abuelo, cuáles eran los espacios y los ambientes por los que había transitado. Contactos con exiliados, con antiguos deportados, con personas que habían estado bajo el mando de su abuelo en la 43ª División, impresiones familiares,… le iban mostrado, poco a poco, retazos de una vida, de unas ilusiones truncadas y le llevaban al conocimiento de la experiencia de la deportación republicana: las víctimas “colaterales” aparecían por doquier y lo que empezó siendo una curiosidad personal por su entorno familiar más inmediato se ha convertido en un interés por conocer el drama colectivo de quienes conocieron directamente el internamiento en los campos nazis durante aquel periodo trágico de la historia europea.

José había nacido en Estadilla el 18 de agosto de 1910. Su padre Manuel Puy era de Peralta de la Sal y la madre, Antonia Lisa era de Estadilla. Se ganaban la vida con desahogo gracias al cultivo de las tierras de su propiedad. José era el menor de tres hermanos, que fallecieron a edad muy temprana; durante su niñez acudió a la escuela local y acabó la educación básica en Barbastro. En agosto de 1925, justo cuando acababa de cumplir 15 años, solicitó entrar a cursar estudios de Magisterio a la Escuela Normal de Maestros de Huesca y durante el curso siguiente –el 1926-1927- realizó las “Prácticas Escolares” en la escuela de Estadilla. La memoria que presentó al acabar las prácticas nos ayuda a comprender las características, la organización y las prácticas docentes de la escuela rural aragonesa de aquellos años: La escuela ( …) tiene una matrícula de 90 alumnos con una asistencia de 65. Hállase dividida en dos grados, en el mismo local, uno a cargo del Sr. Maestro y otro a cargo de un señor auxiliar sostenido por el Ayuntamiento. El primero tiene los alumnos del curso medio y superior y el otro el elemental. Una memoria de seis páginas mecanografiadas, donde José explicaba los contenidos de las asignaturas, los horarios en que eran impartidas y algunas apreciaciones interesantes de carácter metodológico y del trato dispensado a los alumnos:  Con bastante frecuencia se hacen excursiones escolares a diferentes puntos del término municipal para dar sobre el terreno una lección de carácter práctico. (…) Los castigos corporales no son conocidos en esta escuela; pues si algún elemento comete una falta se le convence por la persuasión de que ha obrado mal y se le perdona y si reincida se le afea delante de toda la escuela (…) Los premios no son materiales durante el curso, consisten generalmente en palabras de satisfacción y de felicitación del Sr. Maestro al alumno que se ha hecho acreedor y a fin de curso es cuando el Ayuntamiento al asistir a la Exposición de trabajos realizados por los alumnos, los premia con libros de amena lectura,…

El 4 de julio presentaba la solicitud para que le fuese expedido el título de maestro que le fue tramitado por la secretaria y decretado por el Director. Su padre, Manuel Puy, debía ser un hombre con importantes relaciones políticas, su nombre figuraba en una “subscripción abierta para regalar un bastón de mando al señor alcalde de Huesca don Vicente Campo Palacio” en mayo de 1923  (La Tierra. Órgano de la Asociación de Labradores y Ganaderos del Alto Aragón. Sábado 1 de Junio de 1929). Estas relaciones lograron que José, según nos explicó su nieto Juan,  consiguiese trabajo como docente: Había sido recomendado por su padre al Marqués de Carvajal y gracias a éste pudo encontrar trabajo dando lecciones libres y a domicilio a varios niños pertenecientes a la aristocracia de entonces. El Marqués de Carvajal consiguió hacerle entrar en la escuela de Huérfanos de Cupo de Ingenieros en Madrid como maestro auxiliar, gracias a su título de bachiller. Allí estuvo hasta el 18 de julio de 1936, fecha en que se cerró dicha escuela a causa de la sublevación militar.

Durante estos años había pertenecido a la Federación Universitaria Española (FUE) y parece ser que no perteneció a ningún otro sindicato de clase. La Guerra que vino a trastocarlo todo también afectó a la vida y trayectoria profesional de José quien se  alistó voluntariamente –siguiendo el testimonio de Juan- hacia los Altos de León a fin de cortar el avance de los sublevados sobre Madrid. Aunque en la escuela militar ostentaba el grado de sargento, fue nombrado teniente de milicias. Fue destinado al frente de Huesca a las órdenes del teniente coronel Villalba, jefe del sector aragonés actuando como teniente de enlace entre el Cuartel General en Barbastro y los múltiples Comités político-sociales que abundaban en la región.

Al militarizarse las milicias, fue destinado a la 43 División, donde Antonio Beltrán, llamado “el Esquinazau", jefe de la misma, le nombró capitán, confiándole el mando de una compañía de Infantería en una de sus Brigadas. La retirada de Aragón le cogió en posiciones pirenaicas del Alto Aragón. Como su unidad fue aislada del resto del ejército republicano tuvieron que retirarse hacia Francia entrando por Bàgneres de Luchon. Se les ofreció regresar a España y José no lo dudó, regresando para seguir defendiendo los valores republicanos por los que había luchado hasta entonces. En la reorganizada 43ª División obtuvo el nombramiento de comandante estando al frente de un Batallón con el que tuvo que replegarse en enero de 1939 hacia la frontera de Francia entrando de nuevo a Francia por Camprodón y Prats de Molló, siendo internado a continuación en Argelès-Sur-Mer. 

Conocemos las opciones que se les ofrecían a los refugiados españoles: las Compañías de Trabajadores, los Regimientos de Marcha o la Legión Extranjera. José por su condición militar optó por alistarse en uno de los Batallones de Marcha, siendo destinado "a la exploración del territorio enemigo y a la realización de sabotajes y golpes de mano”. Tras la invasión de Francia, fue detenido por la Wehrmach e internado en el frontstalag 151 ubicado en Montarguis, una población situada a unos 120 km. al sur de Paris y a partir de entonces siguió el clásico itinerario de los “triángulos azules”. Los alemanes lo trasladaron al stalag VI-C, ubicado en la localidad de Bathorn al oeste de Alemania, cerca de la frontera de los Países Bajos, donde estuvo interno hasta que 22 de julio de 1941, fecha en que se formó el convoy que le llevarína a Mauthausen junto a otros 60 republicanos.

A José le adjudicaron la matrícula 3407, siendo inscrito como “militar” en el registro de entrada al campo. Posteriormente fue destinado al kommando Ternberg al mando del cual se encontraba el polémico kapo valenciano César Orquín. Este kommando se había creado a principios de 1943 en la zona de Steyr para la construcción de una central hidroeléctrica junto a la ribera del río Ennse, destinada a alimentar las fábricas de armas próximas. Se evacuó el 18 de septiembre de 1944. Regresó al campo, al bloque 6 y fue destinado a trabajar a la prisión (“arrest”) junto a otros españoles, desempeñando labores de limpieza y llevando la comida a los internos. Entre sus compañeros de campo se le conocía con el sobrenombre de “El Comandante”; algunos le atribuían un origen aristocrático y, según el testimonio del deportado F. Comellas, “se hacía respetar porque decía que había sido oficial durante la Guerra Civil. Su situación era la de un cierto privilegio (“enchufado”) y como jefe de barraca obtenía raciones extra”. Desde el campo central pudo escribir a la esposa para tranquilizarla: el 4 de junio de 1944, le envió una tarjeta donde mostraba interés por conocer la salud de su padre al tiempo que pedía que se le subscribiese “principalmente al ABC” y el 16 del mismo mes enviaba otra solicitando más prensa y se quejaba de que “la prensa ofrecida no llegan ¿Qué pasa?”. 

La liberación llegó el 5 de mayo de 1945. José era libre pero no se atrevió, como tantos otros a volver a España. Se iniciaba para él una nueva etapa vital. Recuperó el contacto epistolar con su esposa, con su hija, con su padre y también con los familiares residentes en Montauban. Las cartas se mantuvieron hasta 1948, año en que se perdió el contacto. En 1954 estuvo en Estadilla –según Juan Magallón- para “intentar conseguir la nulidad del matrimonio” y al no conseguirla regresó a Paris.

La investigación personal llevada a cabo por Juan le ha permitido conocer fragmentos de la vida posterior de su abuelo: trabajó como representante comercial de una cadena de zapaterías “y conducía un elegante coche de representación”; económicamente le fue bastante bien, más tarde, trabajó en un Hotel de París. Parece ser que pertenecía a Izquierda Republicana y entró en la Masonería, en Francia, de la mano del deportado Rafael Álvarez y creó una nueva familia en Francia.

Falleció el 23 de junio de 1980 en París, de las secuelas pulmonares derivadas de su internamiento en Mauthausen. Pero son aún muchas las preguntas sin responder:  ¿Quién era la esposa portuguesa que aparece en la partida de defunción?; ¿qué ha sido de la familia francesa creada por José, entre 1948 y 1954?; ¿dejaría unas memorias escritas?, ¿dónde reposan sus restos definitivamente?. Dudas de un pasado –este sí- oculto y silenciado, pero la tozudez de Juan continúa por aclararlo todo, saberlo todo y llenar de razones los “por qué” de su ausencia.

Fuente:

Juan Magallón Puy